De la transferencia en psicoterapia, aquí y ahora.


Nuestra percepción del mundo y, por ende toda nuestra comprensión están edificadas sobre esquemas



Nuestros padres y nuestra relación con ellos constituyen esquemas humanos básicos que vamos a utilizar toda nuestra vida. Si el primer humano conocido es nuestra madre: ¿quién es el segundo, el tercero, el siguiente y el siguiente del siguiente, etcétera?

A medida que avanza nuestro desarrollo, conocemos a gente parecida a nosotros y a gente diferente. 


Lo mismo ocurre con la situaciones.
Se construye así una tipología secreta que hace que reconozcamos gente, creamos reconocerla, hagamos comparaciones, adoptemos inconcientemente esa o aquella actitud con respecto a ella, etc.

Para decirlo con otras palabras, podríamos afirmar que toda nuestra vida está colocada bajo el signo de lo que debemos llamar "transferencia", puesto que se trata literalmente de una transferencia de información, de esquemas y sobre todo, de contenidos. Es la base misma del funcionamiento psiconeurobiológico humano. Toda transferencia es una transferencia de esquemas.


La transferencia en terapia, es solo un caso particular de un fenómeno esencial para el funcionamiento psíquico .


Dado que sólo podemos conocer un objeto a partir de una base de datos que lo incluya a él u objetos semejantes, es evidente que sólo podemos mantener relaciones con otras personas a partir de informaciones comparables ya engramadas.


Hay que precisar, de todos modos que viendo un nuevo objeto nunca somos conscientes de lo que nos permite conocerlo o reconocerlo. Lo vemos en el presente aquí y ahora, y desconocemos su historia como esquema, lo que es por completo operativo en todos los casos. 


Resulta muy natural, puesto que vivimos en presente. 
El presente habla en presente desconociendo el pasado. 


Así, cuando se trata de un objeto actualmente inapropiado -por ejemplo una vivencia de amenazas en un lugar y un momento de calma-, no vemos que la vivencia actual está determinada por su inscripción pasada. 


Es un poco como un espejismo. 


El lago de palmeras verdeantes que se dibuja en pleno desierto existe, aunque no en el lugar donde se ve. Es el resultado de una refracción de una imágen lejana en las capas sobrecaldeadas de la atmósfera. 


El espejismo es aquí comparable, pero es un espejismo temporal. 


Los hechos han existido, en efecto, al menos de un modo análogo, no forzosamente idénticos, pero en otro tiempo. La transferencia está por esencia condenada al engaño


Las cosas -a menudo- no son lo que parecen


El paciente, va a transferir, trasladar y reeditar con el terapeuta formas de relación vividas con sus progenitores y personas significativas de su infancia. 


Este fenómeno de la transferencia ocurre en todas las relaciones, especialmente en los vínculos de relación de ayuda y con mayor intensidad cuando la situación del que es ayudado supone un alto grado de vulnerabilidad


Esta repetición no debe tomarse en un sentido realista que limitaría la actualización a relaciones efectivamente vividas; por una parte, lo que se transfiere es, en esencia, la realidad psíquica, es decir, en el fondo, el deseo inconsciente y las fantasías con él relacionadas; por otra parte, las manifestaciones transferenciales no son repeticiones literales, sino equivalentes simbólicos, de lo que es transferido.


Los vínculos primigenios con nuestras figuras parentales y hermanos determinan nuestro sistema vincular, nuestro sistema de establecer relaciones con los demás. Ello es siempre así. 


Desde el punto de vista de la psicoterapia psicoanalítica, podemos analizar aquellas relaciones para entender y poder modificar las que establecemos en la actualidad, al mismo tiempo, mediante técnicas gestálticas podemos ocuparnos de explorar cómo son estos modos de relación actuales.






Fragmentos de: 
Roques, Jacques: CURAR CON EL EMDR, Teoría y Práctica, Kairós (2009)
http://www.aulagestalt.com/es/escritos/cristina-nadal/la_relacion_terapeutica_en_gestalt.htm