Proceso Psicoterapéutico y Narrativa: En busca del tiempo perdido, de la mano de Marcel Proust.

El desayuno (Claude Monet)
En busca del tiempo perdido es una novela de 7 volúmenes escrita por Marcel Proust . En ella no hay nada de aquello que se entiende habitualmente como argumento novelesco, pues una de las  particularidades de su escritura es que no comienza por el planteamiento de una situación anecdótica, que se desarrolla hasta alcanzar el nudo dramático de la acción, para resolverse finalmente en un desenlace. Sino que parecería que en las novelas de Proust no pasa nada, y que esto ocurre para que en última instancia puedan pasar todas las cosas. 


Este ha sido uno de los aportes de este escritor a la literatura moderna: la estructuración de la novela a través de las fluctuaciones de una sola consciencia, la del narrador.


Proust no inventa ni elige una línea argumental claramente trazada, porque esta -al circunscribir la narración a determinados hechos- habría impedido que la realidad entera, ya desaparecida, volviese a entrar, rescatada por la memoria y a través de todos sus sentidos, en el interior de su alma, donde los recuerdos hacen que todo reviva  y donde hasta lo más insignificante adquiere significación


Allí, en la penumbra de la conciencia, y al conjuro de sensaciones difusas y furtivas, como las de un perfume o un sabor, se cobijan, se asocian y se mezclan las cosas más distintas y los sentimientos más diversos, en un presente anímico, renacido del olvido, para que el escritor los salve poéticamente del transcurrir del tiempo que los había sepultado en la memoria.


La innovación principal que Proust introduce en la novela es convertir en objeto de la narración las modificaciones incesantes que experimenta la conciencia. Se trata de la concepción temporal de la duración del filósofo francés Henri Bergson, quien dice que el tiempo en su esencia más honda, es pernenne fluir, que no se asemeja nunca a sí mismo, ya que es intrínsecamente creativo


Proust se propuso demostrar que el tiempo como repetición es un hábito falaz:  Si las puertas de la percepción se abren de par en par, se descubre que en el anuncio de un jabón hay tanta profundidad como en una sentencia de Pascal


Marcel Proust advirtió que la vida no puede ser comprendida en el mismo momento de ser vivida, si no a través del recuerdo. Este, filtrado por la meditación y por la contemplación se convierte en una recreación del pasado, y en este sentido recordar es terminar de vivir, culminar aquello que se ha vivido y se recuerda


Proust amaba las coincidencias. 


Su imaginación creativa era contemporánea de la formulación de la teoría de la relatividad espacio-tiempo, del auge del impresionismo y de las doctrinas de la psicología profunda. 


Hay en el fondo una conexión inegable en todas estas manifestaciones culturales, y si hoy en día es moneda común aceptar el carácter relativo del yo y de las conexiones causales que se suceden en las estructuras espacio-temporales, ello se debe a una sensibilidad a cuyo desarrollo contribuyó y se anticipó Marcel Proust.


Uno de los fragmentos más conocidos y nombrados de En busca del tiempo perdido tiene lugar en la primera de las obras, Por el camino de Swann, cuando el narrador rememora recuerdos de su infancia al comer una magdalena con una taza de té, ya que asocia el sabor, la textura y el aroma de la magdalena con ese mismo estímulo vivido años atrás, en la niñez, pasados en los viajes que hacía con sus padres a la casa de la tía Leoncia.


Con ello, una vulgar magdalena se ha convertido en el símbolo proustiano del poder evocador de los sentidos.



Este episodio contiene en su totalidad la teoría proustiana sobre el espacio, el tiempo y la memoria, cuyos resortes, según Proust, sólo se ponen en funcionamiento a través de los sentidos más primarios; el individuo sería un sujeto absolutamente pasivo en relación a esta experiencia, y la naturaleza de los recuerdos involuntarios que de ella se derivan absolutamente auténtica, objetiva y procuradora de felicidad y plenitud, en tanto y en cuanto dichos recuerdos se hallarían desprovistos de la subjetividad engañosa que caracteriza nuestras percepciones cotidianas en sociedad.


En los siguientes videos de La Academia Imaginaria, el escritor chileno Arturo Fontaine nos habla de Proust y lee algunos fragmentos que pueden  ilustrar algo de esto de lo que estamos hablando (para quienes no lo hayan leído y tengan ganas de saber un poco más cómo es leer a Proust):










Marcel Proust ha sido a la Narrativa, lo que el Impresionsimo a la Pintura, por eso lo llaman El Escritor Impresionista.


El arte -como Marcel Proust- no es un adorno. 


Puede ser un modo de abordar la realidad y también de trascenderla, una de sus funciones es reflejar las inquietudes del hombre y guiarlo a lo largo de su búsqueda de la esencia de las cosas y el sentido de la vida.

Fuente: Fragmentos extraídos del Estudio Preliminar de las Obras Completas de Marcel Proust de Editorial Aguilar (2004)
y traducción de fragmentos de "Marcel Proust, escritor impresionista" en  http://www.e-litterature.net/publier2/spip/spip.php?page=article5&id_article=954 - Videos: Conferencia completa en: La sensibilidad en el Siglo XX