EL CAMINO DEL GUERRERO

Un Guerrero vive el ahora,
sustentado por su experiencia e impulsado por sus sueños

Un guerrero es un maestro en el arte de estar aquí.
Como una melodía que no tiene interrupciones, su concentración en cada acto es continua.
Por ello pocos saben disfrutar la vida como un Guerrero.
Cuando hace el amor, está enteramente allí con su amante.
Y cuando medita, está presente en carne y sueños consigo mismo.
No hay trozos de su ser que se vayan quedando diseminados por ahí.
Su permanente atención al presente impide que su esfera de energía tenga brechas.

Pero un Guerrero ha caminado por la vida muchas veces.
Sabe de batallas antiguas y de sus heridas también.
Recuerda extraños parajes que ha visitado en su peregrinar por el Dharma.
Tanto los desiertos polvorientos como los glaciares sobrevolados por águilas
están guardados en su interior.
Ha vivido, y ha vivido conscientemente.
Se ha equivocado, pero también ha crecido.
Ha separado, pero también ha unido.
Ha vertido lágrimas, algunas por vanos orgullos heridos, otras por miedo
y otras por plenitud.
Se ha visto revolcado en el fango de lo indigno y lo pequeño al comienzo del camino.
Ahora, un poco más cerca del final, conoce las cascadas de aguas turquesas que purifican el espíritu.

Pero de todo lo vivido, el Guerrero ha aprendido algo.
Tal vez por ello su presencia tiene la calma del anciano .

Un Guerrero sabe que siempre está de paso, que falta mucho camino por recorrer.
Su única brújula es un sueño de libertad y seguirá su norte pase lo que pase.

Verdad, a veces perderá la senda.
Pero tarde o temprano retomará la Vía que lo lleva a la liberación del sufrimiento,
a la detención de la Rueda.

Por ello un Guerrero es como un hilo de agua que baja desde lo alto trayendo
su frescura a los hombres. Siempre está en movimiento, cambiando y
adaptándose a los lugares por los cuales transcurre.

Para no perder su esencia prístina, un Guerrero se cuida bien del estancamiento,
de cejar en la marcha. Sabe bien que desatender el camino significa la derrota.
Los canales de energía se obstruyen, esta se estanca y sobreviene la enfermedad.
En lo exterior ocurre lo mismo. El flujo se detiene, cesa la entrega de amor a otros, el agua se empoza y finalmente se descompone.

Con la espalda apoyada en su pasado, los pies bien parados en el presente y los ojos hacia lo que ha de venir, el Guerrero transita por la vida.

Llegará, de seguro, antes del amanecer.




("ESTAMPA DE GUERRERO" de Lucas Estrella Schultz, Grijalbo,
Buenos Aires 1999, pág.55)