El inconsciente benigno, la sabiduría y el libre albedrío.

Resulta audaz, en esta época de ciencia y voluntariosa determinación, proponer la idea de que la existencia de un ser humano está en cierto modo inspirada, guiada e incluso regida por fuerzas invisibles fuera de nuestro control.

Tanto si lo llamamos hado, destino, o la mano de Dios, los tenues hilos funcionan, aportando coherencia y continuidad a nuestras vidas. Con el tiempo van tejiendo un notable tapiz.

¿Qué son esos tenues hilos?


Estar en un lugar determinado en el momento adecuado, encontrarse con alguien que te guía en una dirección no prevista, la inesperada aparición de trabajo, o dinero, o inspiración, precisamente cuando son más necesarios. Son los patrones que dan significado a nuestras experiencias.

Algunas personas parecen ejercer un mayor libre albedrío sobre sus vidas. Hacen planes, se marcan objetivos y proceden con total confianza de ser ellos quienes tienen el control.

En mi caso nunca ha sido así - dice Robert A. Johnson-, a pesar de mis mejores intentos.

Si miro hacia atrás desde la perspectiva de mis setenta y seis años - prosigue- está claro ahora que mi existencia siempre ha sido manejada por un hado benevolente. Me ha llevado la mayor parte de toda una vida aceptar esta idea, y la mayor parte del tiempo sigo sin entenderlo. Pero he aprendido a dejar de luchar contra ello. En mi juventud, anduve perdido y seguí los tenues hilos solamente cuando me apetecía o cuando parecía que me llevaban allí donde yo quería ir. Muchas veces luché para oponerme a ellos. No obstante, como resultado de mi avanzada edad, finalmente he llegado a confiar en el misterio.

El misterio es éste: existe una cosa correcta, y solamente una, que es la que hay que hacer en cada instante. Podemos seguir los tenues hilos, o resistirnos a ellos.

Todos tenemos libre albedrío y por lo tanto podemos intentar forzar las situaciones que nos trae la vida. Pero gradualmente he aprendido a aceptar que los tenues hilos poseen más inteligencia y sabiduría de la que nuestros complicados egos pueden llegar a alcanzar jamás. Tanto en las buenas épocas como en las malas, un tenue hilo tras otro me ha sacado de los atolladeros y, todos juntos, han dado forma a lo que sé y a lo que soy.

Esta noción de los tenues hilos es esencialmente una idea religiosa. No me siento cómodo con la religión tradicional, al menos como se practica en mi propia cultura. Y por ello muchas veces me encuentro buscando nuevos términos para expresar cosas viejas. Pero
sin embargo sí sé que mi vida está dirigida por algún tipo de entidad coherente e inteligente, o, si lo prefieren, por una mano que me guía o un Santo patrón.

El mundo celestial se ganó mi lealtad para siempre después de que una grave herida me reclamara para una vida interior. Pero ello no me alejó de la necesidad de construirme,
simultaneamente, una vida terrenal. Este se convirtió en mi desafío central: aprender a cómo equilibrar esos dos reinos.

Quedarse en el bando de una de esas dos grandes realidades -el cielo y la tierra- es un
grave error. Con el tiempo llegué a apreciar que el punto medio, desde donde se pueden honrar a ambos mundos, no es solamente el lugar más seguro, sino también allí donde reside el éxtasis, el lugar sagrado.

Si uno trabaja fiel y pacientemente en esa labor de equilibrar cielo y tierra, finalmente puede llegar a ser consciente de algo aún más notable: que esos dos mundos son, de hecho, uno solo.

Transcripción de Los Tenues Hilos 
Prólogo de Robert A. Johnson a su libro 
"El Equilibrio entre el Cielo y la Tierra - 
Recuerdos de Visiones, Sueños y Realizaciones"- 
Paidós, Barcelona (1999)




Robert A. Johnson, psicólogo estadounidense nacido en 1921 en Portland, Oregon y formado en las  Universidades de Oregon y Stanford. 
Estudió en el Instituto C.G. Jung en Zurich, Suiza, y se analizó con Tony Sussman en Londres, Inglaterra. A principios de la década del '50 establece su práctica analítica en Los Angeles. Más tarde sigue el llamado interno de  ingresar a un monasterio Benedictino en Michigan donde permanece 4 años, luego de los cuales abre un centro para retiros espirituales llamado Saint Johns House, siempre sintiéndose profundamente interesado por la articulación entre las tradiciones espirituales y la psicología profunda. Su interés en mitología lo lleva en 1973 a la India, donde se aboca primero al estudio de las tradiciones épicas hindúes para luego abandonar dichos estudios, dedicarse a hacer amigos y absorber de manera directa la cultura.  Desde entonces Robert retornó  a la India anualmente por un período de 20 años.  Allí desarrolló lazos profundos de amistad con muchas personas que conoció en los distintos senderos por los que lo llevó la vida.  Muchas de estas amistades perduran hasta hoy.  Sus encuentros con J. Krishnamurti, D. T. Suzuki y Carl G. Jung, lo habrían llevado al descubrimiento de "los tenues hilos conductores" que "unen las vidas de todos nosotros y dan forma a nuestra verdadera identidad". 

La información disponible en la web al día de la fecha reporta que en la actualidad vive en San Diego, alejado de la práctica clínica (dejada en manos de su discipulo Jerry Ruhl), alejado también de la escritura, de los viajes y de su actividad conferenciante. Dedica su energía a cuidadar de su jardín y a cultivar la relación con su amigos.