Freud con Jung: ¿Lo que la emoción habrá de reunir?



El 17 de agosto de 1904 una joven rusa de 17 años llamada Sabina Spielrein fue admitida en la famosa Clínica Psiquiátrica Burghölzhi de Zurich, Suiza, quedando su tratamiento a cargo del un incipiente psiquiatra llamado Carl Gustav Jung.

Este jóven había leído acerca del nuevo método de tratamiento psiquiátrico de un tal Sigmund Freud, 

ese que más tarde se llamaría psicoanálisis.


Jung aplicó estas nuevas ideas al tratamiento de la Señorita Spielrein que sufría de histeria, y al cabo de dos años sus molestos síntomas cedieron. Jung, impresionado con esta nueva técnica, quiso impresionar a su vez a Freud mostrándole los resultados positivos que Su nuevo método había tenido sobre Sabina.

Fue de este modo que comenzó una relación entre los tres  que tuvo enorme influencia sobre el trabajo de Jung orientándolo hacia una concepción diferente de lo psíquico,  a medida que se iba separando de la concepción de Freud.

La película dirigida por David Cronenberg -que se estrena esta semana en algunos países del mundo- se basa en un trabajo aparentemente bien documentado de John Kerr ("A Most Dangerous Method" publicado en 1993) y la pieza teatral "La cura por la Palabra" (The Talking Cure) escrita por Christopher Hampton que se publicó y llevó a escena en Londres en 2002 y se focalizó en la relación de Freud, Spielrein, Jung y Otto Gross.  Hampton adaptó el guión para el film cinematográfico, que está protagonizado por Viggo Mortensen en el papel de Freud, Michael Fassbender en el papel de Jung y Keira Knightley como Sabina  Spielrein.

A medida que Jung iba cruzando los sagrados límites de la medicina con su paciente Spielrein...iba descendiendo a su vez en su propia locura... mientras Spielrein emergía de la de ella y se dirigía a la escuela de medicina para volverse psicoanalista por propio derecho, sosteniendo siempre un profundo amor por Jung. 
Hay quienes dicen que su relación con Jung la liberó de los grilletes patriarcales que padecía. Sabina volvió a Rusia se casó y tuvo hijos. Se focalizó en el psicoanalisis de niños. Su vida tuvo un final ciertamente trágico: dos años más tarde sería ejecutada por los Nazis, junto a toda su familia, cuando Rusia fue ocupada.


He leído que el título del film UN METODO PELIGROSO  habría sido tomado de la declaración de prudencia que se le atribuye al psicólogo William James cuando tomó conocimiento del nuevo método de Freud.


Los nueve años de relación entre Jung, Spielrein y Freud marcaron profundamente las carreras de los tres. Sin duda, una relación con consecuencias:


- la ruptura personal entre Freud y Jung
un abismo entre Jung y Sabina
- un cisma dentro del psicoanálisis, demasiado cerca de los comienzos.


Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. 
Lo que importa es lo que se hace con ellas. 
(Jorge Luis Borges) 




Aquellos psicoterapeutas, quienes gustamos del ejercicio de escuchar a los pacientes en la clínica a partir de la teorización flotante de varios maestros -entre los que Freud y Jung se incluyen- intuimos que no está todo dicho respecto a este abismo. Hay una  articulación que late en el interior del cuerpo teórico del psicoanálisis en torno a esta ruptura. Pero son pocos los que ponen esa articulación en palabras.


Navegando por Internet me topé con Carlos Byington un médico psiquiatra y analista junguiano brasilero que ha escrito un artículo llamado: "Freud y Jung: Lo que la emoción no dejó reunir" . Habla de Freud y de Jung -los dos genios de la psicología dinámica- como los padres-héroes de su vocación. Se anima con su articulación en el 
marco de su afecto y gratitud por Freud.

(para leer el artículo completo de Carlos Byington clickear aquí)

Por su parte, el Lic. Pablo del Rosso reflexiona en un foro de la Fundación Jung
acerca de esta "situación clínica" que tuvo lugar en el amanecer del psicoanalisis, 
y lo hace con justeza aunque en este caso, desde una perspectiva freudo-lacaniana
que devela complicidades.


Gente que acepta el desafío de pensar a Freud con Jung.

La articulación no es evidente.


Sin embargo, el paradigma de la complejidad nos invita a  ir más allá de falsas dicotomías.

Tal vez hoy, ambos estarían de acuerdo  en que no hacerlo es lo que de alguna manera termina siendo peligroso.




"...Cuando el dogma ideológico o religioso se impone a la conciencia se pierde contacto con la dinámica entre percepción y creencias, entre registro sensible e ideas   (...)  las ideas se tensan, pierden amorosidad y se tornan sentenciosas. La búsqueda de lo verdadero se convierte en “control de la verdad”. El místico se transforma en inquisidor, el idealista en fanático."  (Alejandro Lodi)